El Café "Del Centro", de la familia Cetrulo
El Café "Del Centro", de la familia Cetrulo, tiene un lugar en la historia de Florida y del Uruguay. Rafael Cetrulo fue el primero de esa arraigada familia floridense. Logró concentrar en ese negocio a los intelectuales, políticos y figuras de aquel Uruguay de los años 20.
Al fallecer, sus hermanos, Ladislao "TITO", y Juan, adquirieron el comercio que había heredado su madre. Le dieron un giro, más apropiado a las nuevas épocas,con un enfoque más actualizado. Fortificaron los cimientos de aquel entrañable lugar que ya estaba muy adentro de los corazones de los floridenses y de los que visitaban esa ciudad.
Al fallecer estos, la familia de Juan se retiró, quedando los herederos del "TITO"; Orfilia Castro Bethencourt, su esposa y sus hijos. Se formó una nueva sociedad con Julián Mendieta y Eufredo Casella, viejos colaboradores de la familia Cetrulo. Esa sociedad duró varios años hasta que se disolvió, quedando, únicamente, los herederos del Tito Cetrulo.
El hijo de éste, Ladislao, el "Negro Cetrulo", asumió la responsabilidad de dirigir el negocio.
El cambio fue notable, al recibir en sus salones a la mayor parte de la juventud de la localidad, que se identificaron con la política comercial del nuevo director del establecimiento. El éxito comercial fue trascendente, dentro y fuera de los límites de la ciudad de la Piedra Alta.
Un ejecutivo moderno, joven y con ideas totalmente actualizadas, tuvo la necesidad de abrir un segundo establecimiento, dado que la capacidad locativa del original era insuficiente, por la gran cantidad de clientes que abarrotaban sus instalaciones.
En el año 1980, el "Negro" Cetrulo, se retiró, para dedicarse a otras actividades. También es pianista y ejecutivo de marketing. Actualmente propietario y director de un periódico y una radioemisora en España, en sociedad con sus hijos.
Posteriormente a su retirada del negocio floridense, fue directivo de otras empresas, en Uruguay y Argentina, hasta su partida definitiva a España, donde reside con su familia.
Han pasado los años y el "Café del Centro" está adormecido, sin el brillo de otros tiempos. Pero aquello que fue grande, difícilmente pueda borrarse del recuerdo de quienes enriquecieron con su presencia las inolvidables tertulias.