Final de Julio. Tardes de sol lánguido casi bucólico me presagian noches frías y madrugadas heladas. Voy aprontando ropa de más abrigo y también la comida de invierno, más substanciosa, más fuerte y calórica.- Para los que no tomamos leche, una taza de caldo bien caliente es compensador.
Es tiempo de comer granos, de pucheros y cazuelas con porotos, habas, garbanzos...
Es tiempo de anidar junto a La estufa - si de leña mejor- tejer, mirar La novela... acompañarse de pororó con miel o maní saladito.
Es tiempo de alegría con amigos y los chicos; jugar a las cartas, a la tómbola sin olvidar el chocolate y los bizcochos.
Qué tiempo lindo!! Le soy grata al invierno por tantos recuerdo hermosos. También recuerdo mi infancia; de patinar sobre la escarcha del césped de la plaza cuando iba para la escuela, de mi cartera que olía a manzana y banana... era lo que llevaba para merienda pero me lo traía de vuelta si me habían dado algún dinero.
Invierno, tiempo frío... Cuando llegás a casa después del paso apurado y aquél viento helado en el rostro, tenés la demostración completa de lo que significa família y calor de hogar.